MARTIN CORONADO y PABLO PODESTA:
DOS PERSONAJES LIGADOS POR EL TEATRO Y DOS ESTACIONES UNIDAS POR EL FERROCARRIL
Parte 1
La actual estación MARTIN CORONADO, ubicada en el Km. 12,914 de la línea ferroviaria General Urquiza, integrante de la empresa Metrovías, reconoce sus lejanos antecedentes en la que fuera la única empresa ferroviaria argentina de capitales netamente nacionales, ya sea privados o estatales, y que naciera como un sencillo tranvía de campaña. Nos estamos refiriendo al casi mítico Tramway Rural de la familia Lacroze, la pionera en la instalación de un servicio tranviario en la ciudad de buenos Aires, allá por 1870, y que, después de expandir sus líneas por la urbe, decidió continuar su obra por aquellos poblados cercanos a la Capital que aún no contaran con las facilidades de la comunicación ferroviaria. Así, el 29 de abril de 1884 solicitó al gobierno de la Provincia de Buenos Aires una concesión para construir una red tranviaria en la campaña bonaerense que se utilizaría tanto para la conducción de cargas como de pasajeros. La misma partiría de la estación que la empresa tenía en el barrio de Almagro, de donde tomaría por lo que hoy es la Avenida Corrientes y desde Chacarita “siguiendo hasta Villa Colón, pasando por Bella Vista, San Miguel, Pilar, Capilla del Señor, Giles, Carmen de Areco, Salto, Rojas y Villa Colón, comunicando la Capilla del Señor con Zárate y Campana”, amén de otras líneas que no transcribimos pues sería de interés meramente histórico ya que nunca se llevaron a cabo. Después que el expediente fuera girado al Departamento de Ingenieros y al Directorio del Ferrocarril Oeste, por entonces propiedad de la Provincia de Buenos Aires, la solicitud fue aprobada por el gobernador Carlos D’Amico el 2 de octubre de 1884, fecha en que emitió un decreto en cuyos considerandos estimaba que era “conveniente ensayar en la Provincia el sistema de tranvía, como medio de transporte, por la baratura de los fletes, la facilidad de construcción y sobre todo porque no hace necesario el carbón de piedra, sirviendo a dar ocupación a los caballos, que es una de las riquezas de la Provincia”. Firmado el contrato de concesión el 4 de febrero de 1886, las obras comenzaron inmediatamente, empleándose en ellas rieles de acero de “trocha de 1,44m., igual a la del Tranvía Central”, según estipulaba el contrato de concesión, pues tal era la de la empresa Lacroze, razón del origen de la trocha media o standard que surca la Provincia.
La traza, una vez contorneados los terrenos de
la Chacarita de los Colegiales, se internaba en línea recta por lo que eran las tierras del partido de
San Martín en busca de sus más lejanos objetivos: Bella Vista, San Miguel y Pilar. Como en el área de
los que es hoy el Partido de Tres de Febrero no se contaba con población aglomerada que mereciese la
instalación de una parada, en aquel primitivo recorrido tan solo se ubicó, mas que nada para servir de
recambio a la caballada en que consistía la fuerza matriz, o sea casi como una posta para decirlo en
otros términos, a la estación Lynch, y aún podemos agregar que su posición en el Partido de Tres de
Febrero es más que casual que meditada, ya que cuando se gestó la traza tranviaria aún no se habían
definido los límites de la Capital Federal, que lo sería recién en 1888, en que se decidió tambien
construir una Avenida de Circunvalación. O sea, como podemos apreciar, por unos pocos metros quiso la
suerte que Lynch fuera la primera estacion provincial; muy bien podría haber sido la última porteña,
puesto que la distancia entre sí de aquellas estaciones-postas variaba entre 7 y 10 Km. Lynch
justamente está a 7 Km de Chacarita, mientras la que le seguía, Pereyra, se hallaba a 10 Km, ya en los
lindes del partido de Morón. Con lo cual ya hemos dicho que en el itinerario inicial que cumplió el
Tramway Rural, Martín Coronado y el restante rosario de estaciones jalonan el recorrido de los actuales
trenes eléctricos a distancias nunca superiores a los 1.700 m, por entonces no existían. Y sería
precisamente Martín Coronado la primera en aparecer, aunque para ello deber